Hacía tiempo que quería leer la primera novela de Agatha Christie donde presentaba a su personaje más famoso, Hércules Poirot, y la he disfrutado de principio a fin.
La millonaria Emily Inglethorp ha aparecido muerta en su cama de la mansión Styles y todo apunta a que ha sido envenenada. Todos querían a Emily, pero todos ansiaban su fortuna. ¿Habrá sido su joven marido? ¿O tal vez hayan sido su hijo y su nuera? ¿O puede que su fiel ama de llaves? Cuando Hércules Poirot llega a la mansión se encuentra desconcertado, demasiadas pistas y demasiados sospechosos.
Lo que más me gusta de las primeras novelas de Poirot es que están narradas por el Capitán Hastings, su fiel amigo y ayudante, al más puro estilo Sherlock y Watson. Y al igual que empezamos a conocer al famoso detective con cabeza de huevo, ojos verdes y extravagantes bigotes, también descubrimos como se conocieron un soldado británico y un expolicía belga. Todo eso sin dejar de descubrir los misterios que rodean a la mansión Styles y a sus habitantes.
Otro detalle que destacar es la continua presencia de Poirot, cosa que en alguno de sus casos parece que llega única y exclusivamente para resolver el misterio. Podemos ver y entender cómo trabaja y cuáles son sus métodos y manías. Así como el carácter impulsivo y decidido de Hastings que les ocasionará más de un disgusto en esta y en las futuras aventuras que les quedan por compartir.
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Título: El misterioso caso de Styles
Título original: The Mysterious Affair at Styles
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