Creo que a estas alturas de siglo sobra decir el argumento de este libro, pero aun así lo haré.
Un pequeño grupo de viajeros de diferentes nacionalidades viaja en el Simplon Oriente Express desde Estambul a Londres, con tan mala suerte que se ven sorprendidos por una avalancha que no solo les deja atrapados en la nieve, sino que también les deja un cadaver, muchas pistas, tal vez demasiadas, y ni una sola huella.
Una novela brillante y cuidada de principio a fin donde nuestro querido detective hace el mejor de los usos de sus células grises y no se deja engañar por el crimen casi perfecto cometido a bordo de un vagón de tren, de primera clase, eso sí, y sin un culpable a la vista. Un asesinato muy bien organizado y planeado que te deja sentimientos encontrados. ¿Juzgar o ser juzgado? Y es que no solo la historia que transcurre en los vagones es importante, el pasado del muerto lo es aún más. Escalofriante.
Con la última versión dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh he visto por lo menos cuatro adaptaciones distintas de esta novela en la pantalla, y ninguna es tan lamentable como la del ya mencionado anteriormente. Y es que no sé qué necesidad tenía el señor Branagh de "humanizar" a Poirot de esa manera cuando en todas las novelas (al menos en las que llevo leídas hasta el momento) ya vemos que no siempre se rige por la ley, ya que él, aun habiendo sido policía, es un detective privado y acepta y juzga como ser humano en muchas ocasiones.
Si queréis ver una bastante fiel a la historia de Agatha Christie, visionad la de 1974 de Sidney Lumet con Albert Finney como Poirot.
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Título: Asesinato en el Orient Express
Título original: Appointment with Death
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